“No se dejen engañar. Lleva años intentando convencernos de que su auténtica vocación es la del pirata cojo… Y sin embargo su amigo Aute ya le desenmascaró cuando escribió que en realidad el perdedor es su universo, aunque pretende ser feliz, y aún hay quien dice que está cuerdo. ¿Quién es, entonces, este hombre de las mil máscaras?. Un clásico.
Sabina pertenece a esa tradición memorable de la bohemia madrileña de los Sawa, Valle y compañía. Pose donjuanesca, alma romántica y tronada, esconden uno de los grandes cráneos privilegiados que junto a los anteriores han hecho de la noche y las letras madrileñas un mito, no tanto de disolución, lo siento Joaquín, como de agudeza.
Músico, poeta, showman de sí mismo y de todos nosotros, de un tiempo y de una ciudad, el dandismo de Sabina deja entrever una única certeza asomando tras ese sarcástico ilusionismo del tipo sensible metido a duro: su amor por Madrid. Un amor plasmado en una canción que es ya casi un himno para la ciudad, “Pongamos que hablo de Madrid” y cuyos versos constituyen tal vez la más hermosa confesión de amor que se le ha hecho, que se nos ha hecho.
Alberto Ruiz Gallardón
Alcalde de Madrid
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Hace 14 años
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