Sabinismos y sabinadas






  No pagaría una entrada para verme actuar.

  Soy mejor fumador que cantante.

  Creo en el amor eterno. Dura tres años.

  A partir de determinada hora de la madrugada, sabes que cualquier tipo que te cruces en un retrete es un golfo, y eso es muy excitante.

  Cada vez escribo más historias de amor, será porque cada vez ligo menos.

  El amor es una epidemia que se acaba con el tiempo.

  El cantante debe traicionar a su público.

  Está bien tener sombrero por si se presenta una buena ocasión para quitárselo.

  La monarquía es un déficit democrático que sufrimos por herencia.

  Las musas no cobran derechos de autor. Yo sí.

  Lo que más me molesta en mi vida es saber que mi madre se acostaba con un policía.

  Los gimnasios están llenos, las librerías siguen vacías.

  Los hombres engañan más que las mujeres; las mujeres, mejor.

  Los vicios de sexo no son vicios.

  Me considero un rojo sin diminutivos. No soy un rojillo, soy un rojo, un rojazo. Y eso no quiere decir comunista, ni socialista, ni anarquista, quiere representar esa hermosísima ideología de hace unos años, que hacía creer que esta infamia de mundo podía cambiar de alguna manera.

  Me dicen: ¿no ves que hay tías que solo quieren tirarse a Sabina? Para eso, entre otras, he escrito 300 canciones.

  Mi plan es envejecer sin dignidad. Seré uno de esos viejos ridículos que se tiñen el pelo y van a las discotecas a corretear jovencitas.

  Mi única creencia es en la Diosa Razón.

  No existe una vida más lujosa que la de vivir sin teléfono y coche.No soy adicto a los divos de la ópera; cultivan el músculo de las cuerdas vocales y me parecen más deportistas que artistas.

  Para los grupos españoles que cantan en inglés debería existir la pena de muerte.

  Plácido Domingo me hace vomitar cuando canta tangos. Y a veces también cuando no los canta.

  ¿Por qué el Señor no se lleva al Nano de una buena vez? ¡Necesito vender más discos, coño!.

  Sólo echo de menos la cocaína cuando me pongo a escribir una canción y a las cuatro horas tengo sueño…

  Soñaba con ser Shakespeare y me he quedado en Machín.

  Soy muy aprensivo, me masturbo con preservativo por que hay mucho SIDA.

  Soy muy mal novio, un pésimo amante y peor marido. Pero un estupendo amigo.

  Yo amo el alcohol y las drogas, pero detesto a los borrachos y a los drogadictos.

  Yo siempre he sido un marxista de la tendencia pro grouchiana.

  Yo soy heterosexual muy a mi pesar.

  Estoy escribiendo más que nunca, supongo que es por que follo menos que nunca.

  Hay que condenar todas las muertes, incluso la natural.

  Lo único que le debemos a Colón es que trajera el tabaco a España.

  La poesía huye, a veces, de los libros para anidar extramuros, en la calle, en el silencio, en los sueños, en la piel, en los escombros, incluso en la basura. Donde no suele cobijarse nunca es en el verbo de los subsecretarios, de los comerciantes o de los lechuguinos de televisión.

  Ramoncín que se joda. Si es más tonto no nace. Y sus discos no se venden ni en el top-manta.

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